¿Qué es el Servicio Exterior de la Nación?
1. ¿Qué es el Servicio Exterior de la Nación?
El Servicio Exterior de la Nación es la organización fundamental del Estado para el desarrollo de sus relaciones con la comunidad internacional. Así lo define la Ley 20.957, promulgada el 5 de junio de 1975, en la que también se establece que es el instrumento de ejecución de la política exterior nacional.
Su objetivo consiste en contribuir al relacionamiento de la Argentina con el mundo, bajo los lineamientos de política exterior trazados por el Poder Ejecutivo Nacional.
Este cuerpo goza de la necesaria estabilidad en su profesión, a fin de asegurar la continuidad de sus integrantes y aprovechar en beneficio de la sociedad su formación y experiencia acumulada en la gestión de la política exterior a lo largo de los años.
2. ¿Qué significa ser funcionario del Servicio Exterior?
El espíritu de la Ley 20.957 es de fundamental importancia para entender esta pregunta, ya que consagra exigencias de profesionalidad, honorabilidad y dedicación exclusiva -con excepción de las actividades de naturaleza académica- como características insoslayables de los miembros del SEN, y que basan su función como representantes de la sociedad argentina. Señala al mismo tiempo pautas de continuo perfeccionamiento y transparencia, tanto en lo que concierne a los funcionarios a título personal como al servicio que prestan al Estado.
Estas cuestiones se resumen en un concepto poco conocido: “estado diplomático”. Al egresar del Instituto del Servicio Exterior de la Nación como Secretario de Embajada y Cónsul de Tercera Clase, se adquiere el “estado o condición diplomática” y las responsabilidades que entraña se conservan de por vida, no cesando ni siquiera con la jubilación o retiro. Incluye responsabilidades como prestar juramento de fidelidad a la Nación y a la Constitución, desempeñar su trabajo con toda capacidad y diligencia, perfeccionar de forma permanente sus niveles de capacidad y eficiencia, preservar la reserva de las cuestiones confidenciales que conozcan en razón de sus funciones y observar una conducta pública y privada honorable, entre otras no menos importantes que pueden encontrarse en el artículo 21 de la Ley.
3. ¿Cuál es la diferencia entre los diplomáticos de carrera y aquellos que ejercen transitoriamente esa función?
Además de los integrantes del Servicio Exterior, existen otros funcionarios que componen los cuadros de conducción y gestión de la política exterior.
Por ejemplo, funcionarios designados conforme al Artículo 5º de la Ley del SEN, es decir, los llamados “Embajadores políticos”. Los nombramientos de los “Embajadores políticos” se basan en una facultad del Poder Ejecutivo Nacional que sólo se puede aplicar excepcionalmente para otorgar funciones a personas que, no perteneciendo al Servicio Exterior de la Nación, posean condiciones relevantes para desempeñarse en determinados destinos en el exterior, y sólo durante el tiempo que dure el mandato del Presidente que lo haya nombrado.
También, en el marco del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto existen otros funcionarios que no son miembros del Servicio Exterior, pero que, como se dijo antes, participan en la gestión de la política exterior: Funcionarios nombrados por el Poder Ejecutivo en cargos de conducción y que de acuerdo al artículo 6° de la Ley del SEN y que reciben el rango de Embajador a título protocolar y temporiamente, asesores especializados, agentes administrativos, etc.).
Otrs tipos de funcionarios se desempeñan también en las Embajadas y Consulados en el exterior, como los denominados “empleados locales” y los agentes administrativos argentinos adscriptos al Servicio Exterior, pertenecientes al Sistema Nacional de Empleo Público (SINEP).
4. ¿Cómo se ingresa a la carrera diplomática?
El ingreso a la carrera diplomática se realiza exclusivamente a través del Instituto del Servicio Exterior de la Nación (ISEN), único organismo de selección, capacitación e incorporación de profesionales de todo el país al Servicio Exterior. Con ese fin, desde hace cincuenta años el Instituto realiza un concurso público de ingreso para cubrir las vacantes previamente determinadas por la Cancillería Argentina.
Los profesionales seleccionados ingresan al ISEN en calidad de aspirantes a la carrera diplomática, con una beca para su mantenimiento. Por dos años realizan estudios en áreas como Economía, Comercio Exterior, Relaciones Internacionales y Derecho Internacional, complementándose los mismos con idiomas extranjeros (inglés en caso de que sea aconsejable elevar el nivel de manejo de la lengua; portugués; y un tercer idioma, que generalmente es elegido entre el francés, alemán, italiano, ruso o árabe) y materias afines a la práctica diplomática, consular y la gestión diaria de las Cancillería y las sedes en el exterior. Además, asisten a seminarios y encuentros relativos a temas específicos de actualidad nacional e internacional.
Durante estos dos años los aspirantes trabajan temporariamente en diversas áreas de la Cancillería y participan en ejercicios de negociación, juegos de resolución de crisis y otras experiencias que contribuyen a su capacitación práctica de manera previa al inicio formal al inicio de sus funciones en la Cancillería.
Concluida la formación y habiendo aprobado la totalidad de los exámenes y trabajos requeridos, los aspirantes son incorporados como Secretarios de Embajada y Cónsules de Tercera Clase al Cuerpo Permanente Activo del Servicio Exterior de la Nación.
5. ¿Quiénes y cómo son son los diplomáticos argentinos de hoy?
Antiguamente, el acceso a la función diplomática estaba restringido a jóvenes provenientes de familias tradicionales o de altos ingresos, en base a la recomendación o afinidades políticas y de clase.
Hoy la carrera está abierta a todos los jóvenes profesionales con espíritu de servicio, sin consideraciones sobre su sexo, raza, condición social o religión. También, a lo largo del tiempo, se ha dado un énfasis creciente a la federalización del Servicio mediante políticas que facilitan la presentación de aspirantes de todo el país a los concursos de ingreso, reduciendo costos y necesidad de traslados a la Ciudad de Buenos Aires.
El diplomático argentino actual, en muchos casos, ha ingresado a la carrera luego de superar obstáculos impuestos por la distancia que separa a Buenos Aires de la provincia de la cual es originario, se ha formado en universidades tanto públicas como privadas, ha trabajado en la academia, en el sector público o en el privado, ha realizado estudios especializados antes de ingresar a la carrera y ha seguido especializándose una vez en ella.
Vive exclusivamente de su trabajo y tiene en su experiencia profesional muchas más horas de oficina y de reuniones de negociación que de reuniones sociales a las que debe asistir, y que también forman parte de su trabajo. En ese marco, los antiguos días de cócteles se han transformado hoy en días de largas horas frente a la computadora, gruesos expedientes, largos viajes en misiones específicas y extendidos horarios de trabajo, a los cuales se agregan, eventuslmente, obligaciones sociales al final del día.
Sin duda, la carrera del Servicio Exterior de la Nación plantea un desafío poco común al que los funcionarios sólo pueden responder mediante un alto compromiso con la República y sus compatriotas, profesionalidad en el cumplimiento de sus responsabilidades y disposición a sacrificar aspectos de la vida personal y de su familia.
7. ¿Cuáles son los mecanismos de ascenso en el Servicio Exterior?
La Ley y su reglamentación establecen estrictos criterios, de antigüedad y méritos, para la promoción de los funcionarios a las sucesivas categorías que componen la escala jerárquica de la carrera. El Servicio Exterior argentino uno de los pocos -quizás el único- en el que se exige acuerdo del Honorable Senado de la Nación para el ascenso a las categorías superiores de la carrera (Ministros de Segunda y Primera Clase y Embajador).
8. ¿Qué características tienen los traslados al exterior?
El sistema de traslados de los funcionarios al exterior está reglamentado para cumplir funciones -indistintamente- en Embajadas bilaterales, Representaciones ante organismos regionales o internacionales, y Consulados y Centros de Promoción Comercial.
La Ley 20.957 establece la rotación de funciones entre la Cancillería y el exterior, indicando la obligación de alternar en países de los cinco continentes y en funciones diplomáticas y consulares; por períodos mínimos de dos años en el país y cuatro años en el exterior y máximos de seis años en ambos casos.
9. ¿Qué son los destinos de régimen especial?
Se consideran destinos de régimen especial aquellos que por sus condiciones de vida, de salubridad, de acceso a la educación o por sus circunstancias políticas (situación de guerra, por ejemplo), puedan ser considerados peligrosos o insalubres. En estos casos, la permanencia del funcionario en dichos puestos no debe exceder un plazo de dos años.
De igual manera, la reglamentación de la Ley indica que ningún funcionario -con excepción de las categorías más altas- que en su última salida al exterior haya prestado funciones en un destino de régimen especial, podrá ser trasladado contra su voluntad a un puesto de la misma clase en su próxima salida al exterior, lo que apunta a un principio de rotación equitativa de destinos.
10. ¿Cómo se trabaja en el exterior?
Existe una gran diferencia entre la labor que el funcionario debe prestar en la Cancillería en Buenos Aires y la que despliega en el desempeño de funciones en una misión o representación consular en el exterior.
En el exterior, el funcionario no sólo debe demostrar un detallado de los temas de su responsabilidad, sino que debe agregar una alta capacidad de relacionamiento con los actores locales principales (integrantes del gobierno local y nacional del país o ciudad donde se encuentra; empresarios; referentes de la cultura; autoridades sanitarias, policiales y judiciales para el caso de funciones consulares); dominio de un idioma que le permita insertarse en tales ámbitos o participar eficazmente en negociaciones bilaterales o multilaterales; además de una facilidad especial para adaptarse a costumbres muchas veces totalmente diferentes a las de su propio país.
11. ¿Cómo se vive en el exterior? Qué pasa con la familia de los funcionarios?
La necesidad de adaptación, la dedicación exclusiva que se exige y el estado diplomático que detentan los funcionarios de carrera, explican el alto impacto de la función diplomática en la vida personal y familiar del funcionario.
La primera condición adversa que deben superar los diplomáticos -y en caso de estar casados, el núcleo familiar que lo acompañe- es la del desarraigo: del lugar en el que viven, de sus parientes directos, sus amigos y conocidos y, en fin, de las costumbres y hábitos en los que se han criado.
Tanto para el desempeño de sus funciones como para su propia salud física y mental y la de sus familiares que compartan el destino asignado, resulta imprescindible que esa capacidad de adaptación del funcionario sea compartida también por su grupo familiar.
En el exterior, las restricciones laborales vigentes para el funcionario diplomático rigen también para su cónyuge, salvo acuerdos especiales. Para paliar este problema en un mundo en el que hombres y mujeres consideran el trabajo como una forma de realización personal y que la realidad económica impone, en general, la necesidad de contar con los ingresos de los dos miembros del matrimonio, muchos servicios exteriores han adoptado la práctica de firmar convenios que permitan el trabajo de los cónyuges de diplomáticos, siempre bajo ciertas condiciones.
Otro aspecto de fundamental importancia es la educación de los hijos y, eventualmente, la posibilidad de una separación temprana del grupo familiar para permitir su desarrollo educativo. La rotación de destinos de los funcionarios impone la necesidad de educar a los hijos en diferentes escuelas y sistemas educativos, por lo que muchos funcionarios optan por escoger un sistema específico: británico, “americano”, francés o alemán, debido a que sólo esos sistemas garantizan la presencia de instituciones educativas en todo el mundo y una coherencia a lo lo largo de la educación primaria y secundaria.
Esta elección crea un serio problema por cuanto, al regresar al país, los funcionarios no están, en su inmensa mayoría, en condiciones de financiar la continuidad de sus hijos en el sistema elegido mientras permanezcan en la Argentina, dado que son colegios privados muy costosos.
12. ¿Qué relación existe entre los diplomáticos, la política exterior, los gobiernos y la política nacional?
La política exterior es una de las funciones indeclinables del Estado. La representación, promoción y defensa de los intereses nacionales ante Gobiernos extranjeros y foros o entidades regionales e internacionales y la protección de sus ciudadanos en el exterior, son los elementos fundamentales de la política exterior de un país.
El principio rector de la política exterior es la promoción y defensa del interés nacional y, como tal, debe ser el único criterio para determinar el diseño y la continuidad de la política exterior de un Estado, con independencia de consideraciones ideológicas o partidistas.
Los lineamientos generales de la política exterior son formulados por los partidos políticos en sus respectivas plataformas electorales y se ajustan, en general, a los intereses nacionales de largo plazo de la República Argentina. Una vez que un partido asume democráticamente el poder, esos lineamientos se convierten en parámetros de acción del Poder Ejecutivo Nacional para la elaboración y puesta en práctica de la política exterior por parte de la Cancillería, a través de sus Secretarías, Subsecretarías, Direcciones y las Representaciones en el Exterior.
Los gobiernos que se han sucedido en el poder, particularmente desde el restablecimiento de la democracia en 1983, han encontrado en el Servicio Exterior un instrumento apto para la gestión de la política exterior nacional. Como consecuencia de ello, sus funcionarios se han convertido en interlocutores permanentes de las principales fuerzas políticas de nuestro país, que buscan interiorizarse de los múltiples aspectos de la política exterior y ejecutar las acciones decididas en ese plano.
Simultáneamente, se han constituido también en referentes que garantizan la prosecución de los intereses nacionales de largo plazo por parte de los diversos gobiernos que se han sucedido en el poder y, confiamos, de los que lo asuman en el futuro.